Para pintar cualquier cosa es necesario realizar el dibujo primero. Incluso si es un cuadro abstracto, el dibujo puede diferenciar zonas y permite planificar qué es lo que vamos a pintar y cómo vamos a hacerlo. En este artículo hablaremos del dibujo necesario para un cuadro no abstracto, ya sea realista o no.

Pues bien, vamos a comenzar a pintar nuestro cuadro y necesitamos realizar un dibujo en el lienzo (o en el cartón, tabla entelada, etc que estemos usando como soporte).

¿Con qué pintamos el dibujo?

Tradicionalmente se ha utilizado el carboncillo para realizar el dibujo en el lienzo. Permite pintar en superficies grandes y es posible «Limpiarlo» con un trapo de forma que se queda marcado en gris en el lienzo el dibujo pero el polvo de la pintura se elimina por lo que no acaba mezclándose con la pintura. Por supuesto, es posible también utilizar un lápiz normal pero, si el cuadro va a ser grande, es mejor utilizar algo que nos permita realizar trazos más grandes de forma más rápida como el carboncillo.

En mi caso particular, en vez de un carboncillo utilizo una barra de pintura al pastel amarilla o color naranja. Permite pintar grandes superficies de forma rápida y sacudirlo con un trapo para limpiar el exceso de polvo de la pintura con la diferencia de que, al no ser de color negro, mancha menos el resto del lienzo y no ensucia la pintura de ninguna forma. Esto ya es cuestión de gustos y cada cual tiene sus manías :).

El modelo a pintar

Siempre es más fácil pintar de una foto que si lo hacemos del natural porque pasamos de un modelo de dos dimensiones a otro en dos dimensiones. Cuando pintamos del natural los modelos tienen la fastidiosa tendencia de moverse (sobre todo si están vivos), la luz puede ir cambiando y no podremos retomar tan fácilmente el trabajo de un día para otro repitiendo las condiciones exactas que teníamos el día previo. A pesar de todo, si tienes los medios (un caballete portátil, por ejemplo) para hacerlo, te recomiendo que algún día lo pruebes porque aporta otro tipo de satisfacciones.

Por tanto, para comenzar, es mejor utilizar una foto del modelo a pintar. Modelo puede ser una persona, un animal, unas frutas, un jarrón lleno de flores o todo junto y revuelto con un buen número de bailarinas. Muchas veces creemos que tenemos que encontrar algo muy bonito para pintar porque esperamos que lo que pintemos pasará a formar parte de la decoración de nuestro salón y las visitas caerán rendidas ante nuestro talento. Eso es un error.

Tenemos que hacer ejercicios y probar a pintar cualquier cosa, sacarle vida a algo aparentemente feo. No importa que no quede bien el resultado. Lo importante es el proceso y, cuando hayamos hecho mil ejercicios, nos daremos cuenta de que nos gusta cómo nos está quedando.

Elige unas frutas con un punto de luz para aprender a pintar formas redondeadas con luces y sombras, elige un vaso para aprender a pintar transparencias, elige un paisaje otoñal para aprender a pintar los colores, elige tu propia mano para aprender a pintar los dedos.

Cuando vayas por la calle, observa los colores de todo lo que ves y haz una foto con el móvil a aquellas cosas que te gusten para poder pintarlas luego. Tienes la ventaja de que si no te gusta el encuadre de tu foto podrás cambiarlo luego al pintar el cuadro.

En resumen, no te preocupes por el modelo, estás aprendiendo. Dibuja y pinta cualquier cosa, todo lo que veas.

¿Cómo guardar la proporción?

A veces es complicado guardar la proporción entre el modelo y lo que estás pintando. Y si quieres que sean realmente parecidos, como en un retrato, por ejemplo, esto se hace especialmente importante. Si estás pintando del natural, se utiliza el mismo lápiz que estés usando para dibujar como regla para tomar la unidad base de la figura que estás dibujando. Estiras el brazo y, con el lápiz agarrado de forma que esté a 90 grados en tu mano, tomas la medida de lo que quieras pintar desde el borde del lápiz hasta tu dedo pulgar. Pintas una medida que consideres la unidad base en tu lienzo en proporción a la que has tomado con tu lápiz y vas pintando en base a esa unidad base (dos unidades base y media, etc).

Puedes ver este vídeo explicando este concepto:

Yo la verdad es que no utilizo nunca esta técnica. Normalmente dibujo a ojo y, cuando la perspectiva es complicada o quiero asegurarme de que la hago bien, utilizo la técnica de la cuadrícula. Esta técnica es especialmente útil cuando vamos a ampliar la escala y es la que se utilizaba antes de que fuera posible imprimir los carteles de las películas para los cines en gran formato (por ejemplo, en la Gran Vía de Madrid). Para que esta técnica sea posible es necesario que tanto la foto como el lienzo tengan más o menos la misma proporción entre el alto y el ancho.

Tu foto y el lienzo son de la misma proporción si existe un número tal que multiplicado por el ancho y el alto de tu foto dé el ancho y el alto de tu lienzo.

Si tu foto no tiene la misma proporción que tu lienzo, deberás recortar la foto para que la tenga o bien, aplicarla solo en una parte del lienzo y rellenar el resto con fondo que no estará en la pintura.

Una vez tenemos la foto y el lienzo con la misma proporción pasamos a cuadricular ambos soportes con el mismo número de cuadros. Para ello, divide el ancho de la foto (n) entre un número que represente cuántos cuadros vas a querer tener. Por ejemplo, entre 6 y el alto (que en la figura es menor) entre 4. Marca en la foto con una regla las cinco marcas que te saldrán de dividir n/6 y pinta una señal arriba y abajo de la foto con esa distancia y traza una línea entre ambas marcas. Haz lo mismo con el ancho del lienzo (N) dividiéndolo entre 6 y trazando una línea. Y repite la misma operación para el ancho dividiendo entre 4.

En este ejemplo he elegido los números 4 y 6 porque el alto es menor que el ancho pero si la foto y el lienzo estuvieran colocados en vertical, habría que invertir los números. Se pueden hacer tantas cuadrículas como se quiera y cuanto más pequeñas sean, más fácil será mantener la proporción hasta un extremo.

Una vez tenemos cuadriculados ambos medios, se pasan las mismas formas que aparecen en la foto al lienzo aprovechando las guías que nos facilitan los cuadros. Así, nos podemos ayudar de la cuadrícula para ver que el ojo izquierdo empieza en la primera columna y en la segunda fila. (Perdón por lo horrible del dibujo, está hecho en modo croquis solo para trasladar la idea).

 

A continuación puedes ver un cuadro que pinté así. Era un retrato para la boda de mi hermano y quería que se parecieran :).

En cualquier caso, para dibujar bien lo que hay que hacer es observar bien. Fijarse en los detalles, en cuánto de separados están esos ojos, en ese pliegue que hace el mantel de la mesa, en la distancia entre esas dos flores. Y practicar mucho, mucho, mucho, mucho. ¡Espera! No lo he dicho lo suficiente. Hay que practicar MUCHO :).

¿Tienes dudas? Deja un comentario con tu pregunta y te lo resolveré en cuanto pueda.


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