La absenta fue una bebida alcohólica que se hizo muy popular en el siglo XIX entre los bohemios artistas, principalmente en París, donde pintores y escritores vivían y producían sus obras. Supuestamente, producía inspiración a quien la tomaba aunque lo más probable es que produjera delirios de todo tipo gracias a su alta graduación, entre el 50-75 por ciento de volumen frente al 40% de otras bebidas destiladas. Ajenjo o hada verde
La absenta se tomaba con su propio ritual: se servía en una copa una onza del licor y se colocaba una cuchara que tenía un orificio en el centro con un terrón de azúcar y se vertía agua fría (aunque había variantes con agua caliente o el azúcar caramelizado) sobre el azúcar en la cuchara dentro de la copa. De esta forma, el líquido verdoso de la absenta se convertía en un líquido turbio blanquecino. Más morbo que el Jägermeister…
«Después del primer vaso,
uno ve las cosas como le gustaría que fuesen.
Después del segundo, uno ve las cosas que no existen.
Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son,
y eso es lo más horrible que puede ocurrir»Oscar Wilde
Muchos pintores reflejaron en sus cuadros a bebedores de absenta pero, pese al glamour que tenía en la época, lo que muestran generalmente son personas solas, mujeres, bebiendo en un bar. Sus caras muestran soledad, tristeza, abandono. No parece que lo estén pasando bien. No están de fiesta. No parece que estén sintiendo inspiración. Y para muestra, «los bebedores de absenta» de Edgar Degás.

Edgar Degas – Bebedores de absenta
Picasso fue otro de los artistas que reflejaron la experiencia de tomar una absenta. En un bar, más solos que la una y con cara de ausentes. Destaca el cuadro
‘El bebedor de absenta’, subastado por 42 millones de euros en 2010…

Tres obras de Picasso con la absenta como tema central
Destaca que, en la mayoría de los casos, son mujeres solas las que están en el bar con la mirada ausente. Quizás tenga más glamour pintar a una mujer bebiendo en un bar que a un borrachín acodado en la barra…
Hopper pintó a hombres y mujeres de noche en cafeterías y bares, más solos que la una. Aunque, parece ser, que su intención no era mostrar esa soledad que sin duda transmiten todos sus cuadros sino que era un tema práctico, «si yo solo quiero representar a este personaje, ¿por qué pintar a toda esta gente que le rodea que no me aporta nada?». En cualquier caso, la atmósfera nocturna y el hecho de que si hay varios personajes no interactúan entre sí solo incrementan esa sensación de soledad. No siempre aparecen bebiendo alcohol sino que es más frecuente el café que se sirve en esas cafeterías de carretera típicamente americanas.

Hopper, solos en el bar
Nos han mostrado en series y películas a atormentados personajes que se sientan solos en una barra de un bar hasta emborracharse. Ya sea para olvidar, para tomar una decisión difícil o, simplemente, porque su vida les ha llevado por unos derroteros en los que es lo único que hacen, beber hasta que el sufrido barman se niega a venderles nada más y les pide un taxi para volver a casa. Y si nos ponemos en plan tópico, lo más probable es que sean policías violentos que una vez tuvieron una familia. El compañero afroamericano muere casi al final de la película.

Donald Draper, protagonista de Mad Men, no es un policía corrupto
Y sin llegar a ese extremo, me estreno pintando a una mujer triste y sola, bebiendo en la mesa camilla de su casa. No es un bar, pero, desde luego, este cuadro merece una historia a ser contada. ¿Será absenta eso que está bebiendo?

Absenta – Óleo sobre lienzo, de Lorena de la Flor