No hace ni un mes que finalizó en Madrid la feria de arte contemporáneo ARCO sobre la cual he leído en unos cuantos blogs y tuits. Surge una conversación, muchas veces oída que me parece interesante volver a sacar, sobre el arte contemporáneo y cómo la mayoría de las personas del público, poco formadas, no entienden las obras.
Por un lado, tenemos en este estudio un análisis del «ruido» que se genera en las redes sociales durante la feria y comentarios bastante irónicos sobre la incapacidad de entender muchas de las obras expuestas:
@A3Noticias
¿Cualquier cosa puede ser arte? Los visitantes de ARCO confunden un trípode de Antena 3 con una obra de la feria http://t.co/4ulZ00LA
2013/02/17 16:53:57 , Propagado: 870 veces@elmundotoday
Se cuela un vagabundo en Arco y un coleccionista lo adquiere por 150.000 euros: http://t.co/jc5UB0Vz
2013/02/18 10:30:46 , Propagado: 580 veces
Esta claro que la mayoría son comentarios sarcásticos pero el trasfondo siempre queda. Se habla de la imposibilidad de distinguir qué cosas son piezas de arte en la feria (un trípode o el mobiliario se llegan a confundir con obras de arte por los visitantes). Estamos hablando de visitantes de ARCO, que pueden no ser expertos pero sí deben estar interesados en el arte como para dedicar el dinero de la entrada y su valioso tiempo a visitar el espacio.
Por otro lado, desde @arcobloggers explican en la entrada en su blog (por Laura Cano): «Esto lo pinta mi hijo», precisamente que el público en general, no experto en arte contemporáneo, no entiende y, al contrario, critica y desprecia este arte. Lo achacan a que el público no formado no es capaz de decodificar un lenguaje que no ha aprendido. Visto así tiene todo el sentido. Pero, ¿realmente el arte es un lenguaje? No voy a entrar en definiciones de lo que considero arte pero no creo que sea necesario estudiar nada para disfrutar del arte. Ha habido arte desde que el ser humano es ser humano y no estaba el público mejor formado para entenderlo.
En esa misma entrada de blog se indica que no se entiende por ser arte abstracto y no tratar de imitar la realidad como una fotografía. Que en realidad lo que admira el público en general es ese perro tan bien pintado y ese collar de perlas tan perfectas y redonditas. Sinceramente no estoy de acuerdo y me parece generalizar demasiado. Que habrá personas que sean así no lo dudo. Pero me niego a creer que a la masa en general, la que tiene el mínimo interés de visitar algún día en su vida un museo, solo le guste lo que sea calcado a una fotografía y no sean capaces de admirar nada más.
Pero al mismo tiempo creo que si para disfrutar de un cuadro es necesario leer una explicación del tipo «este cuadro versa de la rebelión de los instintos contra la opresión de un cerebro dictatorial en la sociedad post-granhermano» porque, si no, te parecen únicamente rayajos sin gracia es que no lo podemos considerar arte.
Por supuesto que la pintura evoluciona. La tecnología forma parte de la sociedad y tiene todo el sentido que afecte y se utilice en el arte. Pasa lo mismo con la música, los estilos cambian, evolucionan. Pero curiosamente una pieza maestra en cualquier época no hace falta explicarla. No hace falta saber solfeo para entenderla. Transmite un sentimiento y no solo a su creador y expertos en la materia. Transmite a mucha gente. Llama la atención. Es subjetivo, por supuesto, pero no suele dejar indiferente.
Con la frase de «esto lo pinta mi hijo» parece que criticamos la simplicidad o lo fácil o difícil que es hacer una cierta pieza y no estoy de acuerdo. Sintetizar, expresar de forma simple algo complejo, sacar la esencia de una idea con criterio, sintetizar un pensamiento en un cuadro es algo realmente complicado. Pero que tampoco nos tomen el pelo.
Voy a poner algunos ejemplos sin ningún ánimo de ofender y tan solo para ilustrar la idea.
La danza de las amapolas (Miró 1984):

La danza de las amapolas (Joan Miró 1984) – Museo Reina Sofía
Es simple y es un paisaje con puntos rojos que podrían considerarse amapolas. Correcto. Pero a mi me parece el ejercicio de un señor muy consagrado que sabe que da igual lo que salga de su pincel porque lo va a vender igual y le van a cubrir de millones. ¿Eran así sus primeras obras o cuando no era conocido lo trabajaba un poco más? La excusa oficial es que no, porque el pintor ha ido evolucionando y perfeccionando su estilo y técnica para quedarse solo con lo más importante. Pero cabe la otra pregunta, si no fuera Miró, si fuera el primer cuadro que vemos de un desconocido, ¿pensaríamos que es una obra de arte sublime por su simplicidad o nos reiríamos en la cara del pobre creador infeliz?
Entonces, ¿qué estamos juzgando?, ¿la pieza de arte o el currículo y posible valor monetario del nombre que lo firma?
(Fuente del cuadro: http://www.museoreinasofia.es/coleccion/autores-obras.html?id=411)
En el interesante blog de Camila y el arte apareció esta entrada con un resumen de la feria ARCO de 2013 y las cinco mejores obras para la autora de la feria de este año y fue la entrada que me hizo entrar en la conversación. No tuve la suerte de asistir físicamente a la feria pero, gracias a la asistencia de otros, cámara en mano, y a la proliferación de blogs y sitios con información, tenemos todos más acceso a estas obras e incluso a esas explicaciones tan necesarias para algunas obras. Me quedo con la quinta mejor obra según este blog:

Guillermo Mora. Galería Formato Comodo (Madrid). Feria ARCOmadrid 2013. Foto: Camilayelarte
¿De verdad esa es la quinta mejor obra de toda la feria de arte contemporáneo 2013? Efectivamente, no soy experta en arte, solo aficionada. Sé cuando me gusta algo, sé cuando una obra me cuenta algo, sé distinguir entre simplicidad y caradura y puedo ver una obra abstracta que me transmita algo y otra que sea solo decorativa para encima del sofá.
Pero me da mucho miedo una cosa:
En esta espiral de ser excéntrico para ser cool, de que lo raro triunfa, de las gafas de pasta, la boina ladeada, las frases profundas sin sentido y el plástico fundido para representar el alma castigada, tengo la sensación de que todo es forzado. De que miras alrededor, te das cuenta de que llamar la atención es cada día más difícil y tienes que hacer algo más raro que el de al lado para que algún experto lo considere arte. Y esculpir conejos con excrementos de conejo.
Porque eso parece que es el arte contemporáneo: un negocio en el que hay que llamar la atención siendo excéntrico. Y, como con el traje invisible del emperador, solo los expertos son capaces de entender esa genialidad forzada.
Ya existen las fotografías, no solo el realismo es arte. Ya existe la artesanía, no solo lo decorativo es arte. El rococó ya pasó y no solo lo recargado es arte. Al contrario, se agradece lo sencillo y directo.
Pero por favor, no nos digáis que solo los expertos son capaces de ver arte en determinadas piezas que para el resto de los mortales consideramos tomaduras de pelo.
Comments (2)
Hola Lorena. Quería puntualizar varias cosas. Yo no digo que el arte no se entienda por ser abstracto, digo que, en general, cuando se aparta de la representación de lo real, el público tiende a alejarse de él. Y no digo que el público necesite estudiar para interesarse por él pero sí que tiene que tener predisposición para enfrentarse a cualquier obra, pero más aún, desde las vanguardias a nuestros días. Además de ello, son las instituciones las que tienen que poner herramientas al servicio del visitante para que éste puede descodificar el lenguaje. Yo sí reconozco el arte como un lenguaje, pero si lo prefieres, podemos llamarlo «medio de expresión» pero, en cualquier caso, si quieres transmitir esa expresión necesitas que te entiendan. Más si tu obra está en un museo. Mi reflexión responde a mi formación y experiencia como historiadora del arte y museóloga. Lo que digo en el artículo lo he visto, estudiado y escuchado en los museos de arte contemporáneo donde he trabajado.
Saludos.
Totalmente de acuerdo con que lo abstracto sea más difícil de entender y que las instituciones deban ayudar en la interpretación y difusión del arte porque precisamente para eso existen. Y que es muy importante tener la mente abierta antes de visitar cualquier museo para ser capaz de apreciar lo que representa cada obra. Yo no trabajo en museos y también he oído esa expresión muchas veces. Pero no creo que toda la culpa sea del público o de las instituciones que no educan sino que también tienen su trocito de culpa algunas obras no tan artísticas como deberían ;).